lunes, 24 de noviembre de 2014

Nuestra cultura lingüística.

El niño desde que nace vive en un contexto eminen-temente verbal, donde personas, radio, televisión y otras mil y una formas de interrelación establecen los puentes verbales con él; es decir, el niño al nacer pasa del "baño amniótico" del vientre materno al "baño verbal" del ambiente social, que viene a ser el factor condicionante para la adquisición y desarrollo del lenguaje.

Ese ambiente social con sus manifestaciones de lenguaje, no sólo rodea al niño sino que hace que lo receptúe y asimile directamente, pues al niño se le habla desde el primer día de nacido junto con las demostraciones físicas de afecto: abrazos, besos, caricias y palabras tiernas casi cantadas.



Esta influencia del entorno sociolingüístico hace que el niño, en un principio, vaya asociando las verbalizaciones a situaciones de contacto humano y sentimientos de bienestar, constituyendo un fuerte incentivo para la adquisición del lenguaje. Posteriormente, a medida que progresa, va tomando conciencia sobre su valor instrumental para las demandas y solicitudes vinculadas con sus necesidades.


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